
Ana María Cores (Cortesía del Teatro Nacional Cervantes)
LA NACIÓN / Por Carlos Pacheco
Una historia cargada de sorpresas
El texto de Roberto Lumbreras Blanco posee una intriga muy interesante. En cada pequeña situación, la mujer va develando una nueva realidad y sorprenderá a la platea (…) Lía Jelín ha conducido a Ana María Cores de una manera muy minuciosa. En cada situación, la intérprete encontrará la forma de sostener dramáticamente el relato, ya sea desde el propio discurso o la pura acción. Sus imágenes internas, en muchos momentos serán muy potentes, y así el espectador entrará en el juego con facilidad (…) La escenografía de Alberto Bellati y la iluminación de Alejandro Le Roux resultan muy efectivas”.
CULTURAR.COM / Por Pablo Mascareño
Canción de cuna del desquicio
Ana María Cores se luce en Canción de Cuna para un marido… en coma, unipersonal del español Roberto Lumbreras Blanco con adaptación y dirección de Lía Jelín. Un Material movilizador no apto para esposos impresionables (…) Ana María Cores interpreta su Verónica desde una encomiable entrega física y emocional que dota al personaje de vitalidad, locura y presencia escénica. Su interpretación no es concesiva. La Verónica de Cores genera temor e inquietud. Durante más de una hora, la actriz desarrolla este monólogo sin tregua adueñándose del magnifico espacio que es el Salón Dorado del Teatro Nacional Cervantes. Ana María Cores recorre la escena con seguridad, y hace que su criatura se apropie de ese hombre dependiente desde una violencia que moviliza a la platea, aunque el humor permite cierto respiro de sonrisas nerviosas en medio de tanta locura”.
Revista PERFIL / Por Ana Seoane
Los recursos de una mujer despechada
“Este monólogo de una mujer frente a la cama de su esposo, quien desde hace diez años está en coma, resultó un interesante desafío en varios niveles. Se evidencia el despliegue de recursos, tanto de la puestista como de la intérprete (Ana María Cores). Humor de distintos colores, ternura, pero, por sobre todo, se asiste ante la presencia de una verdadera mujer como es el personaje de Verónica. Ni perfecta ni lejana, ya que en ella se traspasan celos, venganza, sexualidad, interés, y éstos son sólo algunos de los temas que se irán revelando en la acción. (…) Cores expone una múltiple paleta interpretativa, desplazándose con una agilidad felina que transforma en feroz, sin ser nunca agresiva. Para reír y reflexionar sobre lo que sólo una mujer despechada puede hacer”.
Revista VEINTITRÉS / Por N. D.
Como abrazada a un rencor.
“Una despiadada mezcla de humor, lirismo y apego al lado menos inefable de cualquier realidad define el quid esencial de Canción de cuna para un marido… en coma, una fluctuación psicológica que el hispano Roberto Lumbreras Blanco revistió brillantemente de humor negro. Este conturbador monólogo que suscribe el amor, el despecho y el rencor a una misma intención existencialista, ostenta la virtud de no desvirtuar ninguna de las sagradas vicisitudes con que la humanidad se alimenta a sí misma. El prodigio de yapa lo consiguen Lía Jelín con su subyugante movimiento escénico y ana María Cores con su no menos subyugante transfiguración interpretativa, emplazada en una conmovedora trilogía de sensibilidad, ductilidad y realismo. En ambas deambula implícitamente el talento y el objetivo de definir al teatro como el más inexorable y proverbial espejo de la vida. El Salón Dorado se convirtió, gracias a la inspiración de Alberto Bellati, en el ideal marco escenográfico para este alegórico y virtuosista arrebato escénico”.
Revista VEA MÁS Espectáculos / por Rafael Granado
Confesiones de una esposa resentida.
“Mezclando ingredientes humorísticos y dramáticos, el escritor español Roberto Lumbreras Blanco construyó una obra atrayente, dirigida por Lía Jelín con su habitual pericia. Espléndida actuación de Ana María Cores.
“El texto le calza de maravilla a Jelín, quien demostró en determinadas oportunidades su sagacidad para hurgar en el mundo femenino, transitando por divertidas observaciones sobre la realidad cotidiana y por hondas reflexiones que tienen que ver con el alma de esos seres peculiares. La puesta de Canción de cuna… también a su cargo, es ágil y seductora (…) Ana María Cores compone a Verónica con un riquísimo despliegue de matices. Amorosa; feroz; descontrolada en instantes que le provocan una enorme irritabilidad; burlona en innumerables escenas; casi alegre en los minutos en que canta el popular tema mexicano Las mañanitas del rey David; hiriente al esgrimir la frase ‘un día más haciéndote el muerto para que la muerte pase de largo’, destinada a su cónyuge; misteriosamente ¿feliz? en el desenlace, vestida de novia, Cores suscribe una excelente labor. Sola frente al público (apoyada por la obra y la dirección, obvio), le pone el cuerpo a secuencias diversas y difíciles, imponiendo siempre su talento”
BUENOS AIRES HERALD / Por Amalia Cuestas
Duro monólogo de cabecera
(Traducción del inglés por cortesía de María Casal)
“En Canción de cuna para un marido… en coma, el autor español Roberto Lumbreras Blanco ofrece un consistente -y feroz- texto acerca de una mujer que exhibe sus más íntimos pensamientos junto al lecho de su marido (…) Un movimiento alternante y propuesta de teatral humor negro, el argumento, este show de una sola mujer -un tour de force para cualquier actriz- requieren un impecable lenguaje corporal, unos tonos de voz adecuados y presencia escénica. Y como Verónica, Ana Maria Cores logra un trabajo notable, impecablemente dirigida por Lía Jelín, quien ha adaptado este exigente texto. Dirigida obviamente con infinito cuidado, Ana Maria Cores se luce de principio a fin. Su convincente monólogo alcanza niveles muy altos de interpretación, que nunca decrecen. (…) Su trabajo como actriz es sobresaliente, puede ser el mejor que le he visto en sus muchos años. Otras ventajas añadidas son el sofisticado decorado y diseño de vestuario de Alberto Bellatti y los efectos de luz de Alejandro Le Roux”.
Reseñas
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